Llevo tiempo leyendo acerca de los "castigos pedagógicos" pero...
"El aprendizaje que viene precedido por un castigo, nunca se convertirá en un aprendizaje significativo" Si, en la mente de un adulto hasta lo podemos querer defender.
La forma en la que nos dirigimos a un niño inquieto, puede llegar a convencerles que realmente, son personas potencialmente conflictivas.
Una clase atractiva es uno de los recursos más productivos para sensibilizar y concienciar.
El término "castigo" hay que hacerlo desaparecer por el de autoexclusión.
Primero es abordar con él, qué ha sucedido y sin más, la tarea que se va a realizar en el grupo, él mismo sabe que se ha auto-eliminado de ella.
Imprescindible, repito, clases atractivas, de lo contrario, entiendo que muchos niños quieran ser "castigados" que se hable de conductas disruptivas.
Si amenazamos, aunque no lo creamos, lo que les estamos enseñando es a amenazar, de la misma forma, si les castigamos, a lo que les estamos enseñando...
Porque la expresión de "lo siento" se puede convertir más en lo que tu quieres escuchar que en lo que ellos pueden llegar a sentir.
Cuando un niño te mira y asiente que por su actitud o comportamiento es consciente de que se pierde una actividad, eso si es un verdadero aprendizaje.
Es más, se le puede invitar a realizar la actividad pero fuera del grupo (siempre dentro de la clase, porque visualizar al resto, también es un aprendizaje).
Todo pasa por intentar que le "duela" el quedarse fuera de la tarea a realizar. Si, si "doler" porque ese dolor no es castigo, porque ese dolor le ayuda a crecer, ese dolor es el que "cura", ese dolor lo van a recibir como una caricia si te acercas y no si le gritas, ese dolor es el que seguramente le vaya ayudando a controlar y a ser consecuente con la relación entre acción y consecuencia.
"Dame una clase de niños inquietos e intentaré hacer ver que, quien tiene que saber llegar a ellos es el maestro"