Quizá habría que pararse a sacarle punta al lápiz para analizar qué tipo de mundo estamos dejando en heredad para nuestras niñas y niños pero... es más bonito ver sus expresiones en este sencillo juego y creer firmemente que tendrán la capacidad de revertir esta situación.
Nos vamos al patio y por equipos, se organizan para salir en ronda.
En clase ya ha quedado clara la estructuración de la creación del mundo, ya sabes, el primer día tal, el segundo... el resto es sólo tirar al suelo cientos de letras de colores y, una vez más, desde el "Yo, mi, me, conmigo pero contigo" vuelven a descubrir que el trabajo en equipo puede convertirse en el aprendizaje más bello, que la cooperación estrecha vínculos.
Todos los grupos preparados y cuando les digo:
- El cuarto día
Es verles consensuar qué elemento de la creación corresponde a ese día, además con una particularidad, que "los vecinos" no se enteren. Aunque la mejor explicación la verás en las imágenes, tomando el sol.
Un componente de cada grupo busca una de las letras, mientras que el resto, desde la distancia, se rompen en gritos animándoles.
Si encuentran la letra, las llevan a la zona de su grupo para, rápidamente comenzar a escribir, si consideran que tardan mucho, tienen la libertad de poder ofrecer el relevo a otra persona de su grupo.
Verles en perfecta sintonía, pero no la que deseamos los adultos, sino en la que ellas y ellos crean, es ir construyendo y creciendo al tiempo de disfrutar y jugar.
Disfrutar de cómo cogen una letra y buscan, desde la distancia, la aprobación del grupo.
Y ahora, se ponen a... "tomar el sol"
No creas, lo que están llevando a cabo es una minuciosa estrategia para que, los demás grupos, no descubran qué están escribiendo. (¿disfrutar?... lo sabes demás)
Aquí ves a un grupo orgulloso de haber escrito y creado uno de los días más conflictivos.
Y como nunca diría Porky "Esto no es todo amigos" porque con ellas y ellos "el todo" encuentra sentido en el infinito.