En clase, un niño le preguntaba, más que intrigado al maestro:
- Maestro ¿las sombras eclipsan y ocultan la belleza?
El Maestro le contestó:
- Hijo, depende de cómo interpretes esa sombra. Como todo en la vida.
Existen sombras alentadoras que siempre te ofrecen un descanso...
- ¡¡¡No, no, no!!!. Yo me refiero a que si puede que la figura de un maestro, logre hacer que nosotros dejemos de existir o pasemos desapercibidos.
-Mira hijo, me estás haciendo un planteamiento tan intenso como hermoso.
Sólo puede eclipsaros vuestra renuncia a querer ser quienes sois y. aún así... en ese momento, el Maestro le enseñó esta imagen y prosiguió:
- Si te pregunto ¿qué ves ahí?, es fácil que me digas que la sombra de algo.
Si te paras a ver sólo la sombra y no de donde procede, esa sombra carecerá de sentido. Esa sombra lo que está haciendo es proyectar la inmensidad de un instante, el perfil silencioso y perfecto de lo inimitable e incuestionable. Así, así sois vosotros, y mañana jugaremos con vuestras sombras a alimentar todo lo que os pueda ayudar a conoceros y a crecer.
El niño le dijo al maestro:
- "Maestro quiero que en mis noches, me acompañes y ayudes a descubrir mi sombra, pero por favor, no me digas dónde y cómo hacerlo, "sólo quiero que estés a mi lado"
