DECIMOCUARTO CAPÍTULO
Porque quiero que mis recreos se consuman en aventuras
El timbre marca el acceso a ese mundo de fantasía donde conviven personajes de todo tipo, donde jugar es sinónimo de vivir.
Cuando uno tiene la oportunidad de observarles, entiende un poco mejor qué es el sentido de la libertad. No corren, vuelan, la arena se convierte en esos polvos mágicos en sus realidades, los árboles son verdaderos amigos o cómplices de escondites secretos. El suelo, ese confidente a quien, tumbados sobre él, vete a saber que le confiesan.
Aventuras de niñas y niños que interactuan al margen de edades.
Una aventura permanente que sólo se ve interrumpida por el mismo timbre, ( y lo siento pero creo que, hasta eso podríamos aprender, eliminar ese timbre porque me recuerda a sitios de extrema desgracias, pobreza, miserias y calamidades) siendo en esos momentos en los que, una vez más, me demuestran la infinita capacidad que tienen para adaptarse, ya que pasan de estar viviendo la aventura más apasionante de sus vidas a saber que, es la hora de regresar a las jaulas, perdón, a las aulas, ¿en qué estaría pensando?.
Es en el patio donde se ven al descubierto, los distintos perfiles, los más introvertidos, los que tienen más dificultad para relacionarse, aquellos que quieren llevar siempre "la batuta", los liderazgos, los sumisos, los que aceptan, los que...( y en muchas ocasiones, nuestra intervención lejos de ayudar, provoca un efecto contrario) El Congreso de las y los expertos ( como me gusta llamarlo) el recreo, donde discuten, negocian, establecen sus propias normas, aprenden que perder, puede llegar a resultar hasta divertido.
Porque todas mis aventuras cobran vida en esa imaginación desbordante que tienen, en la que, un vaso de yogourt se llega a convertir en un catalejo, en un walkie-talkie o la copa de una cena, quizá el recipiente que en una isla perdida, salva la vida a un náufrago sediento. Esas, esas aventuras que tengo el gran privilegio de vivir, ver y escuchar son las que alimentan mi pobre pero ansiosa creatividad.
Porque quisiera escribir el guión perfecto para que, en la medida de lo posible, les ayudase a crecer disfrutando y a disfrutar creciendo y, para ello, no creo que sea oportuno llenar de normas y pautas esos espacios y tiempos.
¿Acaso te gustaba cuando te decían a quién tenías que conocer, cómo y con qué cuidado tenías que hacerlo? y sí, si es un símil válido porque quienes deben escribir ese guión perfecto son ellas y ellos mismos. ¡¡¡Ojo!!! que la imperfección nace precisamente en el término perfecto. Pues claro que habrá recreos rebeldes, de soledades, de incomprensiones, pero serán ellas y ellos los que continúen desarrollando habilidades para seguir encontrando la aventura para no querer parar. Y ahora, me gustaría hacer un llamamiento y recordar que, el exceso de tiempo ante las pantallas, incide y cobra cada vez más protagonismo en la hora de verles desenvolverse.
Porque una de las notas más importantes por las que las familias deberíamos preguntar e interesarnos más, es precisamente por los recreos. Pero... pero si esa no existe ¿qué estás diciendo? precisamente por eso y aprovecho para hacer una crítica abierta hacia este sistema y su evaluación y sobre qué se evalúa.
Precisamente uno de los espacios y tiempos más importantes y reconfortantes, pasa casi que desapercibido y en el mejor de los casos como una recompensa u obligado cumplimiento.
Desearía verles llegar cada mañana vestidos de " no se qué" para aprender que en ese "no se qué" es donde cada día nacen las aventuras, de pararte a observarles y escucharles porque siempre habrá nuevas aventuras que a buen seguro desconozca.
Hay expertos que defienden la importancia de los recreos porque descargan energía y o frustraciones pero quiero ir más allá de esos estudios. ¿Por qué la energía hay que descargarla? y lo entiendo pero, del mismo modo, también les veo salir al patio descargados de energía porque la sesión previa al recreo, ha sido intensa, divertida, han llorado, han bailado, han reído... por eso, lo de la energía, lo siento pero quiero desmitificar el recreo como liberación y sí como todo lo que para ellas y ellos supone, pero además, de un descanso para cargar energía porque, la sesión que viene tras el mismo promete ser espectacular.
¿Y nosotros? ¿estar? pues claro que si pero o bien como si no estuviésemos o para convertirnos en una o uno más y de este modo continuar aprendiendo.
Porque quiero que esas aventuras, no se limiten a vivir un recreo ya que, el recreo, debería ser cada instante que tengo para estar junto a estas maravillosas personas.