domingo, 12 de agosto de 2018

DECIMOQUINTO CAPÍTULO

DECIMOQUINTO CAPÍTULO


Porque quiero que los pasillos dejen de ser el martirio de los "moviditos".
Hoy te levantas y ves a miles de niños y niñas corriendo por los pasillos, si, esos espacios que vamos a analizar en profundidad y desde una perspectiva muy, muy crítica porque, en los colegios, todo aquello que no se aprovecha o se rentabiliza para el desarrollo, aprendizaje y cultivo de la alegría de sus protagonistas, todo aquello que distancia en lugar de acercar, al igual habría que eliminarlo o sustituirlo.
Anoche en un sueño, quizá en un manuscrito perdido, leído de una antigua maestra, de esas que tenían ratio de 48. En uno de esos papeles leí que soñó:
- Niños y niñas
Les decía una mañana en clase.
- Anoche me encontré en un sueño lleno de inquietudes, un sueño extraño y a la vez apasionante, repleto de momentos tristes pero también de una intensa alegría sostenida y lleno de realidades. Veréis:
De pronto escuché llorar, no sabía qué sucedía, recuerdo que me encontraba en el cole y no dejaba de dar vueltas, hasta que de pronto escuché que eran cinco llantos distintos, me encontraba desconcertada cuando de pronto, me los encontré, allí, los cinco frente a mi y sin poder reaccionar.
- ¡¡¡Hola Seño!!! somos pasillos.
Se fueron presentando al tiempo que yo aterrizaba.
- Somos pasillos y nos vamos a presentar. Yo soy "lunes", él es martes (así hasta el viernes).
Como os he dicho, todos lloraban y ese fue el motivo de adentrarme aún más en el sueño. Mi pregunta no se hizo esperar. Pero... ¿por qué lloráis?
Tomó rápidamente la palabra el pasillo llamado lunes:
- Que, ¿por qué lloramos? Mira Seño, yo soy el primer día de la semana y siempre creí que todo nacía en mi, me sentía grande hasta el día que descubrí que si´que todo empezaba en mi, pero no como yo creía.
Madres acompañando a nuestros niños hasta dentro de las clases, ellas y ellos llorando, cuando eso no debiera suceder en mí, cuando mis espacios quiero que sean para dibujar sonrisas. He llegado a escuchar que no valgo para nada y que soy una barrera para la adaptación de los verdaderos protagonistas, que soy un espacio desaprovechado.
Sin tiempo para la réplica, el pasillo llamado martes, como tomando el relevo cual carrera de relevo, en una coordinación perfecta, prosiguió:
- Que, ¿por qué lloro? porque yo pensé que mis amplios espacios, les posibilitaría correr, soñar, andar, pasear, bailar, nadar, volar... cuando lo más que escucho día tras día, es la voz de auténticos "sargentos" ordenando y,,, me pregunto: si somos espacios pedagógicos, el hecho de "ordenar" ¿qué sentido tiene? o, ¿acaso lo de los espacios pedagógicos queda como expresión de cara a la " galería"?.
Lloro porque me tienen sometido a un régimen donde la libertad está encadenada, donde la alegría se encuentra sometida, en  muchas ocasiones, al capricho y antojo de la maestra o maestro de turno, cuando debiera estarlo al de ellas y ellos.
- En mi sueño ( proseguía la maestra) no podía intervenir porque era tanto lo que cada personaje quería contar que, casi sin terminar de escuchar a "martes", se incorporó miércoles.
- Que, ¿por qué lloro? Maestra, soy "miércoles", el pasillo central de la semana y, a pesar de todo, veo semana tras semana que, salvo alguna excepción, me toca apostillar todo lo que mis compañeros te están contando. Eso y un dato más. En muchas ocasiones, nos hacen vestir con atuendos que duran en nuestras paredes varias semanas, atuendos que, aunque parecen darnos vida, es una vida que dura lo que un parpadeo, porque se nos utiliza más como exposición que como espacios verdaderos para sus aprendizajes. Trabajos maravillosos realizados por las familias que, en esos casos, sí interesa tenerles pero que a ellas y ellos les resulta poco significativo, cuando sus miradas no encuentran respuesta a esa significatividad en su maestra o maestro. También lloro porque me contaron que "significativo" es un personaje que nació en la enseñanza, precisamente para eso, para ser significativo.
Y así llegamos al cuarto personaje.
- Que,  ¿por qué lloro? muy sencillo, porque al igual que mis amigos, me siento inservible, utilizado y sin que se me aproveche como yo siempre sueño. Si además, a esto sumo lo que escuché el otro día.
- ¿Qué escuchaste? (fue de las pocas veces que pude intervenir. Repuso la maestra)
Unas personas con chaquetas y tablets paseaban por mi, de un lado para otro, acompañados por el director y en ese ejercicio, les escuché cómo decían que yo era un espacio muerto, que jamás podría rentabilizarse a no ser que todo se echase abajo.
Vamos que casi llegaron a culparme de como está la enseñanza.
Por cierto este personaje se llama "jueves" y hasta dijo que cuando suena ese timbre de las 14:00 horas les escucha decir que ya sólo queda un día.
- Que, ¿por qué lloro? Maestra, yo no lloro por mi, sino por mis compañeros, (por cierto, como bien habrás adivinado, soy "viernes") todas las semanas les digo:
- Amigo "lunes", siéntete orgulloso de ser quien eres y piensa que en ti, pueden nacer los sueños de tantas y tantas maravillosas personas que corretean por ti. Que deben sentirte como un espacio mágico porque además, seguro que alguna maestra se saltará esa norma de estéril disciplina que no conduce a nada. Hará que los niños y las niñas, se tiren a tu suelo, te abracen, incluso te lancen guiños cuando te vean lleno de vida.
- A ti, amigo " martes", te invito a volverte sordo selectivo y que al tiempo a ellas y ellos también. Con ello no quiero que les alientes para faltar al principio del respeto, pero si que cuando en ti se oigan esas voces de "sargento" esas que te hacen temblar y hacen temblar la comprensión del sentido de la Educación, animes a una niña o niño para acercarse a esa maestra o maestro y le diga;
- Maestra ¿por qué no vamos por el pasillo bailando juntas? o,  maestro ¿ por qué no vamos a clase haciendo una carrera en play back?.
- A ti, amigo "miércoles" no llores porque te disfracen de " cosas" que muchas veces, es más el alardear que realidad. Tu, tu que estás en  mitad de la semana, cuando puedas pillar a alguna o alguno de nuestros protagonistas, párale y dile que te sientes triste y el motivo. Porque en su palabra encontrarás consuelo y solución a muchos de tus problemas, es más, hazlo también con algún maestro o maestra y diles que necesitas vivir para que en ti vivan, porque de lo contrario, te harán sentir como en esa maldita semana de junio, donde el silencio se apodera de nosotros cinco.
- A ti, amigo "jueves", todas las semanas te digo lo mismo. Hay expertos en rentabilizar espacios, otros en diseñarlos,, otros en echar por tierra tantas posibilidades pero tu, mantente al margen porque al igual lo que hay que cambiar en la enseñanza es la mentalidad de quienes así piensan y emplean, perdón, mal emplean sus espacios como escaparates y no como la oportunidad de preciosos recursos.
Te imaginas que un día llega la maestra, en una actividad con los abuelos y abuelas y, como la estampa mañanera de cualquier calle, de cualquier pueblo, están sentados con sus sillas en nosotros esperando a que sus nietos y nietas salgan, (da igual el nivel) de sus clases para que les vean, les toquen, les pregunten, se rían, les cuenten, se emocionen, ¿te lo imaginas?
¿Te imaginas que un día, todas las clases, menos la del fondo, se encuentran tumbadas sobre ti y al salir esa clase, tiene que llegar a tu otro extremo sin tocar a ninguna compañera o compañero que, en ti se encuentra? ¿ sabes que ejemplo de sensibilidad se estaría dando desde ti?
Por lo tanto, os invito a que os sintáis con vida porque somos importantes pero, además de nosotros, depende de tantos maestros y maestras que como tu, Maestra, quieran vivir este sueño.
Ah y este capítulo está dedicado a cada niña y niño que nos encontramos por el pasillo porque han "molestado" en clase (los moviditos) porque yo fui una de esas alumnas moviditas.