lunes, 23 de julio de 2018

DECIMOTERCER CAPÍTULO

DECIMOTERCER CAPÍTULO



Porque quiero que mis mañanas se llenen de alegría
La Alegría, ese sentimiento de placer producido normalmente por un deseo favorable que suele manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o sonrisa.
Pablo Neruda en " Oda a la Alegría" nos dice:
... " te desdeñé alegría
Fui mal aconsejado..." 
El capítulo anterior fue fundamentar pero, ¿y este? pues en este, la fundamentación cobra aún mucho más sentido, ya que es la que tu hija y o hijo, cada mañana me hacen sentir, donde no caben decretos ni boletines.
En clase una niña me preguntaba:
- ¿Sabes por qué la sonrisa tiene forma de barco?
- ¿Sabes por qué la sonrisa tiene forma de cuna?
- ¿Sabes por qué la sonrisa tiene forma de media luna?
Y así hasta una cantidad de cuestiones ligadas a ese don de sus mentes que, cuando quise responder me dijo:
- Lánzate a buscarla, a sembrarla, a compartirla y encontrarás las respuestas.
Cada mañana con el sueño pegado a sus ojos, esos buenos días "pasilleros" te hacen despertar a una invitación para volver a vivir una jornada maravillosa y, ese saludo te lo ofrecen con esa Alegría que brota desde el deseo de un nuevo encuentro. Quizá porque sus alegrías me conceden esa posibilidad de ser como ellos.
No quiero perder la memoria de la Alegría, como tampoco sostenerla entre mis manos cual llama que no arde pues, la mía se sostiene en las suyas, es la forma de entender que, las mañanas nacen bailando y pintando sonrisas.
Porque la sabiduría más bella es aquella que te hace saber que no es tuya y que la forma de tenerla es dándola.
Levantar las mañanas con sus alegrías hace que, los problemas te acaricien y no golpeen, que en una despedida encuentres el camino del consuelo en ese barco, en esa cuna o media luna...
La Alegría es inmensa, poderosa y mágica y, ¿sabes por qué? porque ellas y ellos se lo otorgan. Porque la Alegría no entiende de descansos así como sus vidas y ganas por descubrir, tampoco.
Entre vosotras niñas y niños y yo, los mayores creemos que vuestra Alegría está supeditada y depende de la nuestra pero, y por favor, no se lo contéis, así no es, es todo lo contrario, nuestra Alegría es la que depende de la vuestra porque vosotros sois la Alegría. Es cierto que existe una dependencia casi que inevitable o tal vez no.
La Alegría no se esconde y hay momentos en los que parece desaparecer, siendo ahí donde ella misma te presentará a una buena amiga "la Paciencia" quien llenará de sentido esos instantes en los que parecía perderse.
No entendería llegar al cole o que me llamen maestro sin ella. Porque hablar de ti es hacerlo de ellas y ellos.
A ti, amiga Alegría,
sello de sus mañanas y
caricia de las mías.
Remolino de estómagos
y paciencia en la impaciencia.
A ti, amiga Alegría,
que cabalgas o caminas
en sus pasos vacilantes,
ajenas a sus desafíos.
A ti, amiga Alegría,
Maestra entre tantas palabras,
no escondes tu rostro
aún cuando estás triste.
Pasas lista en los suyos
porque les amas sin medida,
haz que tu ejemplo,
algún día aprenda a imitarlo.
A ti amiga Alegría,
sabedora de que cobras vida
en sus sonrisas,
que hay clarines que llevan tu dibujo,
de barco, cuna o luna.
Cruceros llenas con tu entusiasmo
en cada curso.
A ti amiga Alegría,
porque sin ti, la Educación
sería un simulacro de vida.
Quiero amanecer marcando tu número,
ese que no entiende de cifras
y donde el infinito, sólo ellas y ellos
son capaces de recrear.
A ti amiga Alegría,
porque quiero tu hipoteca permanente,
en un crédito que jamás será cubierto.
A ti amiga Alegría,
voz de tantas y tantos que,
en su timidez, te hacen hablar.

Porque hablar de ti, Alegría, es tener garantizado que todo lo que aprendo y me enseñan, procede de ellos y es la lección más linda que consolido en mis días. Y porque, como decía aquel:
" Dame niñas y niños alegres porque serán los que hagan un mundo mejor, pero no me los des tristes, porque entonces el mundo no se llamará mundo sino el lugar de las incompetencias de tantos adultos que han obviado el tesoro más grande"