Deseo con toda mi alma, justificar el motivo de querer ser maestro desde este capítulo, que me enseñen, la "escusa" maravillosa de pedirles a ellas y ellos que sean quienes me enseñen. Este verbo da respuesta a:
- Comunicar de forma práctica, mediante una explicación o una indicación, cómo funciona, se hace o sucede una cosa.
- Comunicar conocimientos, ideas, experiencias, habilidades o hábitos que se tienen para el desempeño de alguna práctica o proyecto a llevar a cabo.
Y hablando de comunicar, de mostrar y de querer abrirse para que se entienda, qué mejores maestros que nuestras niñas y niños.
Saber mucho no significa saber enseñar. En griego "didasko" ayudar a alguien a crecer.
" Un día, en clase, llegó el maestro a la clase y todo fue ver cómo hasta el silencio se avergonzaba de aquel clima. Hasta que su voz, rompió el mar de la comprensión y avanzó a gritos por los pasillos que, tan perfectamente alineados tenía en aquella clase. El maestro vociferaba ante la mirada impertérrita de una niña que, tras unos breves instantes, interrumpió esa clase " magistral" diciendo:
- Maestro, perdone, usted sabe que le quiero mucho ( porque encima, a pesar de cómo lo hacemos, son tan maravillosas criaturas que nos aman sin término) pero mi abuelo, un día me comentó que antes de enseñar, las personas deben aprender cómo enseñar y... ¿ no cree usted que está dando muchas voces?
En este punto, me he parado a pensar en tantos y tantos regalos que me hacen cada día, regalos que tras abrirlos y mirarlos, me han ido ayudando a crecer, es por eso que lo de "enseñar", es una acción tan delicada que sólo puedo imaginar que me enseñan para que yo aprenda, y eso sí que es crecer en el día a día.
No hay mayor regalo que sus sonrisas, que sus inquietudes, que sus impaciencias, que sus lágrimas...
Quiero que me enseñen esa naturalidad de ver cómo el predicado y el sujeto, forman el plato imperfecto y a la vez más bello.
Quiero que me enseñen y así aprender a enseñar desde sus cerebros, desde sus vidas y mundos
( como defiende J. A. Fernández Bravo)
Quizá como dice J. A. Marina habría que plantearse ¿ qué hay que enseñar?, porque si aquello que queremos enseñar no cuenta con el interés de ellas y ellos, es posible que estemos equivocados.
Enseñar, desde el mundo de los niños es Emocionarse al hacerlo, volver a Nacer con cada enseñanza, Sentir que aquello de lo que se está tratando traspasa lo cognitivo, viajando al mundo maravilloso de la fantasía ( o ...¿acaso no puedes imaginar que el número 5 se perdió un día en un bosque de cuentas y que tras una carrera desesperada, encontró a su amigo el 7 para fundirse en un abrazo y enseñar que la vida se organiza en años y que cada uno de ellos dispone de 12 meses. Que son tan especiales y distintos como cada niña y niño?)
Que enseñar lleva implícito la Empatía de saber ponerse en el lugar del otro, aquello de lo que tanto presumimos pero que desgraciadamente...
La Ñ de añorar desde una perspectiva egoísta, el verles crecer porque se marchan y desear "amarrarles" para poder disfrutar mucho más de ellas y ellos.
Porque enseñar nace desde esa a de Amar, de otra forma no entiendo cómo se puede estar al lado de ellas y ellos y no sentir cómo el corazón, cual canguro, brinca de alegría cuando llegan las 9:00h
En enseñar nos encontramos con la r de Rosas porque ...si bien es una de las flores más bellas que existen, ella jamás presume de su belleza.
Por favor dejemos de presumir qué grandes maestras y maestros somos porque, y ahora argumento la imagen de mi segundo capítulo, quienes enseñan son aquellas y aquellos niños que como ayer, en un proyecto musical, de un colegio, Pedro de Valencia, me enseñaron a creer en un proyecto común, me enseñaron a creer en los sueños, me enseñar a que es posible convivir y que el respeto se enseña conviviendo, me enseñaron que la diferencia entre querer enseñar y no, sólo depende de un telón llamado VOCACIÓN, me enseñaron que todavía a día de hoy, los ojos encuentran a grandes amigas saltando en ellos. Me enseñaron a soñar, por ello:
"QUIERO QUE ME ENSEÑES"