Gracias Dios por un día maravilloso, un día lleno de emociones donde las lágrimas han sabido convivir entre alegría y despedida, en la lección que ellas y ellos sólo saben, gracias por enseñarme a saborear cada instante del día, por haberme permitido compartir la mañana con seres de un planeta llamado AMOR y por llevarme a otro lugar para enseñarme que, cuando se vive desde el AMOR, las despedidas saben distintas, incluso a sonrisas por quien se ha ido.
Hoy las niñas y los niños del cole han logrado anudar mi estómago, pero mis ojos han gritado libertad, esa que ahora corre por entre mis mejillas agradeciendo a madres, padres, a compañeras y compañeros... ¿Por Dios, gustarme? hoy he visto que lo que soy no quería trapos, no quería más que congelar el momento, verles allí, junto a mi, ha sido el papel de regalo más maravilloso jamás imaginado, lleno de tantas y tantas miradas, de tantos gestos, de querer salir corriendo y huir por no merecerlo pero, no, no podía y confieso que salía esa parte de mi que me decía:
- Ni se te ocurra, disfruta de lo que estás viviendo.
Confieso que la evaluación durará todo el verano y que mi compromiso será eterno. No entiendo estar al lado de tu hijo y o hija y no intentar despertar en ellos esa mirada que desmonta castillos, esa que llena los pasillos de notas musicales, esa que hace que los ríos, en sus orillas cojan la comba de su curso y ante ellas y ellos, les hagan una invitación para saltar a la comba, esa que hace que la noche y el día se abracen y no luchen por ver quién es más poderosa, cuando descubren que el poder de cada una, en parte, es una donación de la otra, de colores vivos porque quienes les dan vida son ellas y ellos.
No puedo ni quiero hacerlo de otra forma y deseo que cuando empiece septiembre, sepan cuando nos toca desde el primer día, quiero que corran para encontrarnos y que no levanten la mano para hablar, quiero que me enseñen ellas y ellos por donde debemos comenzar con eso de la Educación. Quiero que me enseñen qué quieren y necesitan aprender porque, cada vez veo más claro que es la única forma que tengo de estar a sus "alturas".
Hoy es un día que se ha llenado de vuestros nombres y de hecho, si has mirado al cielo, las nubes han escrito los suyos para agradecerles lo que yo, JAMÁS, podre hacer.
Lo veré todos los días, estudiaré cada palabra, cada imagen, cada instante, para pedirle a Dios que me de lo que, desde hace años me lleva dando pero, en esta ocasión, que lo multiplique por infinito y se que me lo concederá.
Familias, sólo puedo hacer una captura del vídeo porque no tengo la autorización pero, si logro que todas las familias acepten y crean que, para mi es un compromiso contraído con cada una de vosotras, lo subiré para compartir con vosotros y vosotras lo que vuestras hijas e hijos me hacen sentir cada día.
La palabra gracias se me ha puesto a llorar y le he preguntado:
- ¿ Qué te pasa?
Ella, me ha respondido.
- Que, ¿qué me pasa? ¿ tu crees que es justo que, tras lo que has vivido, yo me sienta inútil y desvalida de todo mi poder?
Entonces le he respondido:
- ¿Entiendes ahora cómo me siento? ¿entiendes qué es recibir el regalo de ver a Elena con su mamá y dibujarte la sonrisa más bella ? ¿quizá te pase como a nosotros, que nos acomodamos y pensamos que todo está hecho?
Me ha replicado:
- Pero ¿ entonces, tú qué es lo que quieres?
- ¿Yo?, yo lo que quiero es ser infinito porque es la única forma que tengo para poder estar a sus pies.¡Gracia! tu estás acostumbrada a conformarte con tus 6 letras pero con ellas y ellos, eso, no es suficiente. Es más, lo que te sucede, es lo que estás sintiendo ahora.'
