martes, 12 de junio de 2018

QUINTO CAPÍTULO

QUINTO CAPÍTULO



Porque quiero mirar como un niño, quizá sea uno de los capítulos más difíciles a los que me enfrento.
Empiezo con "un veo veo" para intentar sumergirme en ese mundo pero, no logro por más que lo intento, hacerme a la idea de cómo miran nuestras niñas y niños. Quizá, tengas que leer multitud de veces este adverbio porque como muy bien indica, considera posible, aunque no seguro, lo que se afirma. Quizá sea uno de los grandes errores que padecen ellas y ellos y que al mismo tiempo, marca una distancia casi insalvable.
 Quizá el sistema educativo debería aprender a mirar con ojos de niña y niño, todo aquello que, lejos de acercarse a sus mundos, logra que sus miradas se pierdan en un mar de incomprensiones cuando les oyes decir:
- Maestro, si la Educación, tiene que velar por nosotros, ¿hacia dónde miran cuando elaboran las leyes y tantos programas?
 Quizá lo mejor que pueda hacer es jugar a " imaginar como miran"
Pues vamos a ello...
Imagino que la mirada de un Niño va más allá de lo que ve y, en ese viaje, te ve a ti acompañándole.
Quizá porque la dimensión que tienen de la vida, sí da respuesta a lo que verdaderamente es, UN REGALO y como tal, es fácil ver cómo sus ojos una vez si y otra también, quieren salir de sus órbitas y en ese ciclón de entusiasmo, quieren arrastrarnos y contagiarnos pero, miramos para otro lado en muchas ocasiones y se produce una ruptura comunicativa y de intenciones.
No quiero entrar en el estudio del desarrollo evolutivo porque, no me refiero a ese tipo de mirada, a la que hago mención, es a aquella en la que, ni los ojos hacen falta, porque son tan inmensas e inmensos que sin la posibilidad de mirar, dibujarían un mundo maravilloso. Sus ojos están en sus manos, en sus olores, en sus carreras e ilusiones.
Quizá cuando nos miran y desnudan ese caparazón que muchas veces les mostramos, sea cuando verdaderamente nos encontremos más cerca de ellas y ellos.
Quiero aprender a mirar como un Niño porque creo que en la fantasía de mirar al sol por las mañanas, con sus ojos aún casi cerrados, inventan trocitos de motivos para intentar unirlos a los tuyos y formar el puzzle maravilloso de cada día. Porque con su mirar, quizá invaden el silencio de las distancias, quizá porque en ese mirar, la perseverancia se vista de Señora, para dar respuesta a un mundo donde, las únicas fronteras que encuentran, son aquellas que les intentamos levantar los mayores.
Quiero mirar como un Niño porque en sus ojos es donde nace la ternura, también el rechazo cristalino a lo que no desean o no les gusta.
Quizá tenga tanto por aprender de ellas y ellos en ese mirar que, sienta miedo a estar tan lejos; en ocasiones, me considero un ser ciego a sus vidas, de ahí ese deseo de mirar como ellas y ellos.
Quizá mirando como un Niño, descubra las propiedades que tiene el jugar, el ver sus caras como platos redondos, sus miradas caídas de tristeza en una historia, quizá aprenda un poco de ese campo emocional que llevan y que no tienen reparo en mostrar.
Quizá mirando como un Niño sea capaz de componer la obra más bella de mis días, la sencillez, la humildad, la honestidad, el amor, el perdón, quizá si aprendo a mirar así, me sienta un Niño, quizá pueda mirar a las nubes como amigas que juegan a esconderse cuando ellas y ellos sonríen. Quizá si miro así, me de cuenta que el primero en clase y en la vida que debe aprender, sea yo y abandone esa idea añeja de creer que mi misión es Enseñar.
Quizá si aprendo a mirar como un Niño, esté volviendo a nacer y en los pasillos encuentre a maestras y maestros que estén dispuestos a enseñarme a mirar así.
Quizá si miro como un Niño, el reloj pierda para siempre sus agujas y mis brazos se conviertan en los que marquen las horas y los momentos.
Quizá si miro como un Niño, sea capaz de volar y bucear al mismo tiempo en el misterio de descubrir sus vidas.
Quizá si miro como un niño, sea capaz de ver que el cuadro del mejor artista sea el de sus ojos porque muestran que en ellos, el infinito se acaba y comienzan sus mundos.
Quizá si miro como un Niño, conjugar mirar, en el subjuntivo y en su presente (que son ellas y ellos, ya está bien de prepararles para cuando sean "mayores") en primera persona del plural, sea la empresa más bella que los mayores podamos llevar a cabo ¡¡¡MIREMOS!!!
Mirar es dirigir la vista hacia algo o alguien y fijar la atención en ello. Pues mi atención quiero que busque a gritos la mirada de las niñas y los niños porque, jamás podré tener una mirada más bonita si ha nacido de ellas y ellos.