jueves, 30 de enero de 2020

DESCUBRIENDO EL MIEDO A TRAVES DE LA NEUROCIENCIA

DESCUBRIENDO EL MIEDO A TRAVÉS DE LA NEUROCIENCIA

Tan sencillo como hacer que, la neurociencia les permita conocerse, desde edades tempranas, para que, el tiempo, nunca pueda ser la excusa.
Conocer y gestionar el miedo, cómo actúa el cerebro y qué partes, del mismo, toman ese protagonismo.


Nada mejor que acudir a la naturaleza para que, de un almendro, les presentemos a una de las grandes protagonistas en esa emoción del miedo, la Amígdala, (por su forma y tamaño) la misma que procesa todo lo relativo a las emociones y que forma parte de ese sistema límbico, cerebro emocional.
Encargada de activar la voz de alarma, de ahí que nuestros pregoneros del miedo, una vez que se define la situación (sola en mi casa. en mi cuarto y a oscuras)   les veas, anunciando a bombo y platillo... ¡miedo! ¡miedo! ¡miedo!...podríamos afirmar que obedece a una respuesta de ese cerebro reptiliano en el cual, el instinto de superviviencia, es esencial.
Esta información es recepcionada por otra parte de esa obra maestra de ingeniería que es el Cerebro, la Ínsula, encargada de integrar la información cognitiva y sensaciones fisiológicas y predicciones de qué pasará.
Podemos afirmar que es la encargada de conectar ese cerebro emocional al cerebro neocórtex.
Dando rápidamente respuesta a nivel fisiológico de la situación con incremento de la sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca y todo, en base a cómo sea el nivel de miedo.
El procesamiento pasa por un tercer elemento, la Corteza cingulada anterior dorsal cuyo papel es relevante en el aprendizaje del miedo y la conducta de evitación.
Se le atribuye una función de mediador racional, cuanto más se activa este área, mayor es la atención
que dedicamos hacia el estímulo. Nos ayudará a centrarnos en el peligro, como si fuera la que "evalúa la situación".
Por último, entra en acción la Corterza prefontal dorsolateral, responsable de ofrecer soluciones cognitivas para el momento... salir corriendo, gritar, esconderse, pedir ayuda...
No te pares a pensar en los tiempos porque sería absurdo, intenta que esos tiempos sean más felices.
El resto disfrútalo, teniendo presente a los pregoneros, nuestra amígdala, a esas niñas y niños que en su sudoración quieren conocer.
 Esas niñas que, desde la música, demuestran que, el aumento de la frecuencia cardiaca, es personal e intransferible y que obedece a cómo cada persona gestiona el miedo. Hasta el punto de, con el xilófono, la frecuencia la puedes marcar con Do, Re, Mi... Universos distintos.
El resto es ver a Elisa analizando el miedo y las posibles respuestas.
Ver pedir ayuda, esconderse a Pablo, gritar...
Sean miedos innatos o aprendidos, el miedo como tal sólo persigue un objetivo TU SUPERVIVENCIA así pues, esa muletilla de: Tienes miedo, cobardica, por Tienes miedo, es de inteligente... cómo no sentirse privilegiado de estar al lado de tan maravillosas personas.
Ah, por cierto, comenzamos a reflexionar sobre la situación de David y Goliat...