martes, 11 de diciembre de 2018

UTOPÍA Y EVALUACIÓN DE UN ANÓNIMO

UTOPÍA Y EVALUACIÓN DE UN ANÓNIMO

 

Si te fijas, tiene forma de cráneo y en él, lo primero que llama la atención es que, en su base, quien habita es un barco de vela, (carabela) quizá ocasionalmente porque evocan a tantas y tantas aventuras que por la mente de un niño DEBEN pasar y no abortar. Pero lejos de pararme ahí y con esa idea de utopía, te invito a que hagas un recorrido por sus cabezas, por favor interprétala y después mira qué hay fuera. ¿Ya lo has hecho?  (océanos de oportunidades y de preguntas, de dudas y deseos) pues bien, ahora hazles esa invitación para que cada niña y niño que tienes en clase, lo interpreten, es posible que encuentres un sentido distinto (ni mejor ni peor, ¡¡¡qué leches!!! seguro que mejor) a lo que es la evaluación.
La primera MENTIRA que sustenta este maldito sistema, es el "collarín" de evaluación continua, qué bonito queda decirlo ¡¡¡madreeeeee!!! cuántas expectativas cubiertas...
La segunda es esa verdadera aberración de una evaluación numérica, aunque he de confesar que, con esta torpeza, he aprendido algo muy, pero que muy importante, yo diría que importantísimo. Ya se qué niños se llaman insuficiente, los que se llaman suficiente, los que se llaman bien, aquellos que responden al nombre de notable y cuáles se llaman sobresaliente y, ¿sabes?  los niños que se llaman suficiente y los que se llaman bien, deben ser "la repera" porque no tienen margen de maniobrabilidad, los tenemos sujetos a una presión extrema, o se llaman 5 o se llaman 6. Pero ¡¡¡qué vergüenza!!!
Y ahora me vendrá alguien diciéndome aquello de la cultura del que se aprovecha, del que... "paparruchas"
Y así podría seguir desmontando todo lo relacionado con la evaluación. Que tanto profesionales de la enseñanza, como familias estamos alimentando y de qué forma.
Estándares de aprendizaje evaluables, toma yaaaaaaaaa, es como un diagnóstico de lo que parece maravilloso pero, pensando en ¿quiénes?.
Si hablamos del Real Decreto (importante que no olvide ponerlo con mayúsculas) que establece el Currículo básico para la Educación Primaria, pues ya es lo más de lo más.
Y a todo esto y para no aburrirte... ¿y ellas? ¿y ellos?
¡¡¡Ah bien, gracias!!!
¿Cuál es el derecho a una evaluación objetiva?
Hoy la hemos hecho en segundo de primaria y la pregunta era bien sencilla:
- ¿Qué nota crees que tienes en nuestra área?
Casi todos decían un 10. Pero lo triste era que la mayoría lo argumentaba sujeto al resultado que esperan sus familias de él. ¡¡¡Nooooooooo!!! por favor, ¡¡¡Noooooo!!!
La evaluación, considero que debe llevarse a cabo, además de por el grupo de docentes que participa e interviene en cada clase, ser un momento de fidelización entre cada maestro y el grupo, un tiempo donde no importen las prisas ni las malditas programaciones, es más, creo que deberían ocupar más de una sesión, ya que si por lo que, supuestamente estamos preocupados es por la calidad de la enseñanza, desde ahí deberíamos partir.
Escucharles argumentar el motivo de por qué tengo tal o cual nota. Y si además, pudieran estar las familias presente (nos morimos por organizar actos de cara a la galería, de acondicionar espacios para tal evento, pero claro...), siempre pensaré que la Evaluación en la que creo nace y parte desde el niño, pasando por la familia y por cada docente, sino, eso es una pantomima.
Nos dejaríamos de tantas florituras, llamando a cada cosa, a cada situación, a cada momento por su nombre.
No creo en lo que estamos haciendo con los niños y de hecho, un niño me decía:
- David, (un niño de los que se llama "académicamente 10" ¿me puedes explicar qué significa esa expresión tan penosa?) pero si todos los días aprendemos cosas, ¿quién puede tener un 10?
Actitud, implicación, empatía, respeto, liderazgo ( si, si, liderazgo, pero no de ese que presume...)
 contenidos, ¡¡¡uufffff,!!! se me olvidaban...
Al margen de interpretar o no...
Es por ello que, el día que aprendamos a evaluar la parte actitudinal por encima del resto, que prioricemos las circunstancias de qué y de cómo viven el día a día cada niño, será el día que, al igual tengamos a niños felices en clase. Es más, es posible que así, les estemos ayudando en ese proceso, en ese descubrimiento, desarrollo y formación de su personalidad.
Mientras, seguiré evaluando como lo venimos haciendo, ellos conmigo y yo con ellos. Porque el resto llegará sólo, lo irán demandando ellos.
Jamás cambiaré esa evaluación porque además de ser en la que creo, el mejor estándar evaluable, lo he vuelto a vivir hoy, cuando al terminar la sesión, algunos de los niños que no llevan un 10 en sus notas, han venido a darme un abrazo, esa, esa es la evaluación en la que creo, en la que les llega allá adentro, para mi, la otra, con todo respeto, que se la quede la administración y las familias que lo deseen.
¿Evaluar? pues claro que si. Pero no a cualquier precio y menos a cualquier gusto, bueno si, al gusto y al razonamiento con ellas y ellos.
Decía aquél:
" El niño por naturaleza es un 10, la sociedad se encarga de bajarle la nota"