Tras estar en Sevilla, con todo lo que eso supone y más en estas fechas. Dios ha querido hacerme grande pero no por mi, sino por todas las personas que estáis pasando momentos difíciles, quizá de pérdidas. Ayer hablaba de milagros y hoy, para mi, uno se ha hecho realidad. Pero unido al milagro de la vida, existe otro casi que mayor que es el de las niñas y niños, verles sonreír, ver que quieren estar contigo, que te esperan y te preguntan, que intentan adivinar qué toca hoy y lejos de rendirse, "juegan" a adivinar ( Tonucci, te hemos leído en las paredes de Sevilla... fuaaaaaa)
Me pondría a escribir pero sólo quiero dedicar este momento mágico y especial, delicado y sensible, primero a cada niña y niño y a cada familia que puede bailar con las velas junto a ellos, a cada persona que puede vestir a una vela de paz, fe, amor y esperanza.
Gracias por la confianza casi que ciega, diría yo, que depositáis en mi.