Todo el mundo sabe qué simbolizan, quizá se relacione con las personas más afines al tiempo en el que estamos o quizá, a cualquier otra interpretación. Tanto una como otro considero dignas de respeto y admiración. Pero en lo que creo que estamos de acuerdo es en ese momento de reflexión, de calma, de misterio, de alegría y esperanza o simplemente, de un instante intrascendente sin más.
Sea como fuere, ayer, una niña en infantil, yo que me considero el gran cautivador de niñas y niños (ya me vale) fui cautivado por ella. Eso me pasa siempre pero pocas veces lo revelo.
Estábamos en clase y para la fase de motivación, les dije:
- Una vela comenzó hablando...
No me dejó seguir, me interrumpió. ¡¡¡qué incorrección!!! pues si, lo habría sido si no le hubiera dejado expresarse.
- David, las velas no hablan.
Aquí el maestro, intentó llevarla al país de la imaginación, creyendo que sería pan comido, pero.. me toca roer pan duro durante muchos años.
Qué alegría que una niña de 4 años, haga tambalearse a quien tiene 48. Esa es la Educación en la que creo y por la que vivo cada día, deseoso de encontrarme con ellos.
Mañana volveremos a intentar crear el ambiente para que ella, sea quien viaje a su mundo de la fantasía, de la imaginación porque, quiero hacer ese viaje hasta conocer, en qué valle guarda todo lo que sueña y vive.
Mañana las velas, en su clase, cobrarán vida, bailarán, hablarán, llorarán, querrán huir ...
Decía uno de las maestras má queridas por los niños:
"La mejor manera de llegar a ellos no es con la sabiduría que tu crees tener, sino con la que cada día te ofrecen ellos"
