viernes, 5 de octubre de 2018

VIGÉSIMO CUARTO CAPÍTULO

VIGÉSIMO CUARTO CAPÍTULO


Porque quiero escucharos y que me enseñéis a jugar al ¿y si fuera niño otra vez?
Este capítulo se encuentra a las puertas de un aniversario que, para mi, en su día era impensable. Un cuarto de vida de lo que he llamado "100 motivos por los que ser Maestros/as".
No te asustes, aquí no voy a llevar a cabo una reflexión sobre lo que, hasta hoy, hemos compartido pero sí considero que, en justicia y fruto de tu fidelidad, debo anunciarte que estás iniciando, quizá uno de los capítulos más críticos y duros.
Pareciera que es un continuo vivir en la desesperanza, la represión y el inconformismo, que no encuentro la satisfacción en aquello que vivo junto a ellos, pero... es justo todo lo contrario. Debido al inmenso placer y privilegio en el que cada día vivo, es por ello que me lanzo a ofrecer la perspectiva de cómo veo la enseñanza y de cómo me gustaría verla.
Que... ¿estoy confundido? eso ni tu ni yo lo sabemos, pero ellos, con el tiempo, irán diciendo y demandando los cambios que consideran necesarios (ya lo están haciendo) y es en esa tendencia en la que quiero consumir mi vida, en la de intentar aportar y ayudarles a descubrir que "pedir" para mejorar, ni es una falta de respeto y menos aún de Educación porque la Educación en mayúsculas se merece que sean ellos los que le pongan sus letras. Es más, quiero que se vean comprometidos con Ella y que nunca lleguen a pensar que sólo fueron etapas de sus vidas por las que tenían que pasar, que el mayor contenido curricular sean sus palabras. ( Gracias Alicia).
Es querer contribuir a que los niños que le tomen el relevo, piensen que otros como ellos fueron los grandes promotores del cambio, de una Educación que de verdad se hace por y para ellos.
He estructurado este capítulo en tres pequeños y sencillos bloques, en los que, el hilo conductor es "ser niño" ( por favor, no caigas en la ambigüedad de ser niño o niña, ya me conoces) con lo cual, si no estás dispuesto a volver a tu infancia, te pido que dejes esto, lo que estás leyendo. No va contigo.
Bien, ¿sigues ahí?  bieeeeennnnnnnn. 
- Escuchar como niños
- Enseñar como niños
- El condicional de ser niños
Escuchar quizá uno de los verbos más delicados y bellos de la vida del ser humano y, para hacerte llegar a él quiero que escuches el baile de las olas en un atardecer presumido, cuando el sol se viste de gala y le espera la luna orgullosa, quizá el aleteo de las ramas de un sauce en otoño, cuando llora porque el viento le hace bailar a su compás y ve cómo sus joyas rojas caen al suelo y se funden con la tierra en el estruendo de un beso, tal vez la advertencia de la lluvia al caer, anunciando que se aproxima un cambio y así... así hasta llegar a la que cautiva, al que es el verso más bello (con permiso de los grandes poetas) a ese que me paraliza, escuchar la voz de una niña de infantil diciéndome "maestro". 
Escuchar procede del latín "ascultare" la persona apela a las facultades de su oído para oír lo dicho. Y buceando en esta acción, quiero hacer mías las palabras de José Martínez Sousa:
"Para oír basta tener sano el oído... sin embargo, escuchar presupone el esfuerzo adicional de prestar atención"
Y es aquí donde quiero aprender a escuchar como un niño, porque sólo ellos tienen la capacidad de recordar una historia que se les contó una semana antes, qué semana, un año. Siempre juego con ellos a intentar contarles alguna historia del curso anterior y me dicen:
- David, esa ya nos la sabemos (puede que no sepa expresarme bien pero, déjame que quiera escuchar como ellos).
Y aquí me paro para lanzarte la siguiente cuestión:
¿Qué es lo que estamos haciendo?
¿Nos gustamos en escucharnos sólo a nosotros?
¿Nos limitamos a oír o realmente les escuchamos?
Cómo me gustaría "escuchar" tus respuestas y decirme que haces ese "esfuerzo"
Quiero gritar muy fuerte para que en ese torrente de voz, se les escuche y nos llegue a todas las personas que tenemos el HONOR de estar junto a ellos, el hecho de quedar muy claro que, uno de los grandes males de este sistema educativo es precisamente que, además de estar sordo, presume de no quererles escuchar cuando, en el mejor de los casos, hasta se presume de oírles.
¿Alguien escucha la situación de los centros específicos? Maldita farsa cuando uno lee y ve tanto sobre la inclusión, un término más para añadir a la colección de aquellas personas que jamás, repito JAMÁS piensan en ellos, es más, casi que me atrevería a decir que ni se preocupan de saber si existen o no.  Ese concepto que se llena de malditos intereses y que dejan desnudos y desamparados a los que en realidad, hay que aprender a escuchar. Pero claro, las administraciones, no cuentan con recursos...
Algún día retomaré este primer bloque pero ahora, ahora quiero pasar al segundo que, obviamente está tan relacionado con el primero que siempre he dicho que quien "parió" al Enseñar fue el Escuchar.
Uno se pone a investigar un poco y cuando lee que enseñar es una actividad realizada conjuntamente mediante la interacción de uno o varios docentes o facilitadores, alumnos o discentes... donde se ponen en contacto a docentes y alumnos. Cuando uno lee la concepción enciclopedista que argumenta que en el enseñar, el docente es la fuente de conocimiento ( ¡¡¡jooo!!! hasta me cuesta escribir) y el alumno un simple receptor "ilimitado" del mismo. ¿Te imaginas? Y en una cosa tienen razón, en lo ilimitado de los niños, el resto, más les valdría escuchar como ellos para dar respuesta a esa acción de Enseñar.
Me tranquiliza ver que existen otras corrientes alejadas de esta  concepción arcaica y obsoleta.
Perdón, ha sonado una inmensa campana que me ha hecho volver a la realidad. ¿Arcaica? ¿Obsoleta? Por favor dime que eso pasó hace muuuucho tiempo.
Lo que me llena de alegría es ver que Enseñar no es Educar porque la acción de Educar es tan infinita que llega a "enseñar"  al verbo motor de la vida, "el Amar".
Por ello retomo el concepto de Enseñar y lo atribuyo a quienes cada día me muestran su capacidad ilimitada para hacerlo.
Quiero terminar este capítulo con el tercer bloque:
El condicional, en ese juego de " y si fuera niño otra vez"
Cuando les veo jugar con ese recurso lleno de imaginación y creatividad, en ese momento mágico donde lo que hacen, entre otras cosas, es invitarnos a ser como ellos, donde demuestran sus potencialidades, donde la espontaneidad de pensamientos se muestra como la gran Maestra, no puedo por menos pensar en:
 ¿Y si algún día dejásemos de seguir viviendo en ese "y si..." y le damos vida al presente?
Parece que así excusamos nuestra responsabilidad e implicación, voy más allá, al igual hasta nuestra mal tratada frustración, justificando factores que, si, que puede que afecten al desempeño de la docencia pero que nunca, NUNCA nos puede servir de pretexto.
Y para terminar te invito a que ese condicional, le hagas presente y que no lo dejes para mañana porque ellos te quieren a ti en su presente y en el ahora, te necesitan en sus momentos.
"Porque... ¿y si volvieras a ser maestro? No lo dejes todo en aquello que mejorarías o cambiarías, hazlo ya y ahora, comienza hoy.