jueves, 11 de octubre de 2018

CAPÍTULO VIGÉSIMO SEXTO

CAPÍTULO VIGÉSIMO SEXTO

Porque quiero que las diferencias no se tengan que destruir sino mimarlas



Deseo que esta noche duermas sabiendo que es posible soñar con esa esperanza...


Porque quiero que las diferencias no se tengan que destruir sino mimarlas.
¿Te imaginas un jardín donde todas las flores fueran la misma?
Este capítulo será diferente y desde él mismo, te invito a que aportes tu reflexión.
Quiero anunciar que existen más de 100 motivos para mimarlas porque...
Llevo varios días leyendo opiniones, estudios, reflexiones de tantas y tantas personas que "aman" a los niños y lejos de dar un portazo, compruebo que volcar tu vida en "ellos" es lo que hace que uno aprenda a amarlos por quienes son y por sus diferencias.
Alguien me planteaba la posibilidad de que desaparecieran todos los lápices de colores y al tiempo nos pusimos a pensar en la cantidad de alegría que perdería el mundo.
Pero y qué mas da, los niños invidentes no lo pueden advertir ni disfrutar... ¿que noooo? ¿y el aroma que tienen sus "rotus" para discriminar los colores, para llevarles más allá de donde tu y yo somos capaces de imaginar?...
¿Te imaginas que todo oliera igual? No pierdas el tiempo en eso, por favor.
¿Te imaginas que todas las personas tuviéramos los mismos gustos?
¿Te imaginas ver a dos niños con la misma sonrisa? se te pasaría la vida descubriendo lo hermoso que son las diferencias.
¿Te imaginas que todas las personas fuéramos iguales? Y aquí, sí rompo una lanza en favor de esta reflexión. Porque podría ser la forma de tratarnos cada uno por quienes somos.
¿Te imaginas que las aves volasen para atrás?
¿Te imaginas que las olas del mar nunca tocasen la orilla?
¿Te imaginas que la lluvia "cayera hacia arriba"?
Y así tantas y tantas para llegar a una conclusión bien sencilla:
Si somos capaces de pensar en cosas así, ¿cuándo vamos a descubrir que Nunca veremos a dos niños iguales y Jamás debemos tratarles de iguales porque no lo son?
Hablar de lo homogéneo y de lo heterogéneo, lo siento por quien se moleste, lo considero poco menos que un delito en la Educación, no ya el hablar sobre ello sino el abogar por clases homogéneas. Y es ahora donde irrumpe con fuerza el modelo de escuela inclusiva  ( excepciones, obviamente que siempre las habrá) como la quimera de aquello que queda muy bonito, incluso que se invierten partidas económicas y presuntos recursos pero... ¿dónde? ¿para quiénes? ¿en qué momento?.
Aún así, animo a que sea un modelo por instaurar en la enseñanza pero desde la realidad de cada centro, qué centro, de cada niño y en su centro, que no se les destierre a ellos y a las familias argumentando... y aquí prefiero guardar silencio.
 Pero claro, todo esto trae consigo el refrescar cuál es el origen de todo lo que nuestros niños e insisto, familias están padeciendo, el momento que la escuela comenzó a considerarse como una fábrica y el término más empleado el de "productividad" fue entonces cuando se perdió la perspectiva de mirar a los niños .
Y es cierto que la escuela es como una microsociedad pero si lo que queremos es mantener una sociedad como en la que vivimos,¡¡¡adelante!!! lo estamos haciendo de lujo. Pues claro que es una microsociedad pero en la que la toma de decisiones les corresponde, donde los errores deben ser suyos, donde las diferencias les hagan crecer ( ¿te imaginas que todo el mundo pensara igual sobre política? bueno dejemos ese tema) y los descubrimientos y triunfos sean un derecho para celebrar, donde sus palabras sean el verdadero andamiaje para sus vidas.
Por supuesto que la atención a la diversidad debe convertirse en un principio pero para todos, tanto por los que necesitan apoyos "por abajo" como los que lo necesitan "por arriba" qué expresiones tan pobres y miserables.
Inclusión no es apartar al diferente por sus características, esto es hacer una educación minúscula y acomodada a unos cuantos. Las diferencias deben ser tratadas dentro de cada entorno y es ahí donde las administraciones deberían volcar su empeño. Que no puede valer el hablar sobre ello para una rueda de prensa, para un acto inaugural, para hacer promesas de campaña y después, a otra cosa mariposa. Son niños, son nuestra vida y esa vida necesita respuestas, recursos, verdades tangibles.
Pero claro, al igual interesa que al diferente se le aparte para que, "académicamente" no rompa el ritmo de los que son brillantes. Otro maldito término (brillante) aplicado a los niños que no hace más que crear en ellos la idea de segregación, de una competitividad enfermiza en la que, no nos engañemos, hay más de frustración adulta que de otra cosa.
Qué ritmos, ni ritmos, perdonen pero el ritmo lo van marcando ellos en sus vidas y aderezado por el cariño y la atención de quienes con ellos están.
¿Por qué tenemos que creer que sus vidas nos pertenecen y hasta tenemos el derecho de vivirlas y de determinar cómo tratar sus maravillosas diferencias para que aprendan a convivir entre ellos ?
Claro si esas diferencias se centran en hacerlas cada vez más grandes, eso es lo que se está haciendo. Estamos creando una Escuela de elitismo, pero, ¿elitismo en qué? y ¿de quiénes?
Ahora toca repasar la postura de hacer una defensa en pos de este modelo porque... según un estudio hecho en... por favor, qué forma tan gratuita de llamarnos inútiles. ¿Acaso los resultados de esos países pueden ser referentes para el nuestro? aunque habría que destapar tantos intereses escondidos en tanta encuesta.
   Quiero que las diferencias se mimen desde la esperanza y la certeza de saber que yo esta noche no dormiré igual que tu, ni tu como ella y así hasta descubrir que lo más bello de dormir pueda resultar el soñar que "algún día" esas diferencias sean las que impregnen de calidad a un Sistema Educativo que aún está por nacer.