Aprovechando una de las tantas historias que, generosamente, personas maravillosas comparten, en esta ocasión, "Asamblea en la Carpintería" no podía dejarla pasar para, llevarla al aula y darle vida.
Estamos en Infantil y como siempre pienso, lo maravilloso siempre lo hacen ellos, uno intenta preparar el ambiente, motivarles y el resto... simplemente fluye.
Una vez que hablamos de qué es y el para qué de una Carpintería, vamos presentando algunas de las herramientas, la materia prima... y, bajamos persianas, apagamos luces puesto que la carpintería, aún no ha abierto.
Justo en ese momento sucede algo extraño, el martillo toma la palabra para hablar, ya que es el secretario de entre todas ellas pero, rápidamente la lima le interrumpe y le pide enérgicamente que se marche de la carpintería, el martillo extrañado pide una explicación pero lo único que encuentra por respuesta es:
- Sólamente sabes golpear y estamos hartos de tí.
El martillo cabizbajo no entiende la situación y, aunque acepta, antes pide que junto a él, también se marche la sierra, ya que sólo sabe cortar y cortar.
Así van interviniendo todas las herramientas cuando de repente, la luz de la carpintería se enciende y entra el carpintero. Rápidamente cada herramienta ocupa su lugar sin ser vistas.
El carpintero se coloca su mandil y se aproxima para coger el metro y mide una pieza de madera, acto seguido, coge el lápiz y marca unas líneas. Sierra en mano, comienza a cortar, tras los primeros cortes, emplea la lima para dejar la superficie cortada suave.
Va transcurriendo la mañana y nuestro amigo va fabricando una hermosa silla pero, llega la hora del almuerzo y el carpintero aprovecha para salir de su carpintería y tomar un bocado. Justo en ese momento, el martillo toma la palabra ante la atenta mirada de todas las herramientas:
- Qué lección más linda nos ha dado. Él aprovecha las cualidades de cada uno de nosotros, para de esta manera y con sentido de equipo, pueda llevar a cabo su trabajo.
Si como la psicología positiva propugna, nos centráramos más en sus potencialidades y cualidades, en las características de cada niña y niño y no en sus carencias, si abogásemos por la heterogeneidad y la diversidad para el enriquecimiento grupal, quizá, el concepto de competencia, de rivalidad, de envidia, de... sería mucho más sencillo de abordar.
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