miércoles, 26 de septiembre de 2018

VIGÉSIMO TERCER CAPÍTULO

VIGÉSIMO TERCER CAPÍTULO




Porque quiero que desaparezcan las filas y andemos como niños.
Se aprende que hay un orden para hacer las cosas. Se aprenden aspectos de la disciplina que marcarán el comportamiento del niño en la sociedad y que conllevarán al respeto personal hacia sus semejantes.
Quería comenzar así este capítulo, haciendo referencia de todo lo escrito anteriormente, como las grandes aportaciones que suponen las filas en el "Cole". Ahora bien, ¿alguien se ha molestado en preguntarles a ellas y a ellos? al igual "la cosa cambia". La valoración puede ser diametralmente opuesta.
En este sentido, considero que, desde su entrada en el Cole se coarta su libertad y capacidad de movimientos, es más, se les somete a algo que, aunque a nivel organizativo casi puedo llegar a aceptar y entender, ¿te has parado a pensar qué puede sentir un niño cuando, para entrar en un aula, tiene que ponerse en una fila?  Aunque queramos pensar por ellos y anticipar muchos de sus aprendizajes, creo que lo que hacemos es moldear en base a un criterio que queda muy lejos de su naturalidad de acciones y de tantas respuestas que precisan, pero no las nuestras, sino aquellas que a ellos les convencen. Y para ello, debemos escuchar Mááááááásssssssss.
Si queremos educación temprana, no creo que el mejor modelo sea el de largas filas o, ¿acaso nosotros, cuando vamos por una calle repleta de gente, establecemos filas? y eso sin tener en cuenta que la capacidad de adaptación que tienen siempre es y será mejor que la nuestra, pero no con filas, por favor.
Muchos aprendizajes que adquieren lo hacen por modelamiento y es aquí donde el desarrollo de su identidad y autonomía personal, se convierten más en el eslogan de programaciones que en uno de los objetivos prioritarios. Porque las filas son una invitación a la discriminación, a la marginación, a hacer más débiles a los introvertidos y que los "poderosos" refuercen sus conductas. Porque las filas, las considero un escaparate innecesario de venta al exterior, una imagen que, lejos de llenarles de alegría e ilusión por comenzar la jornada, la sensación que da es de resignación alarmante y que, como he dicho anteriormente, eso si que tristemente puede llegar a marcar y condicionar sus comportamientos.
Es cierto que las filas, según para qué casos o situaciones son elementos dinamizadores y que otorgan seguridad y organización pero, para entrar en el Cole, en el aula, del recreo... claro está, para ello, lo primero que deberíamos suprimir de los centros son los timbres martirizadores, porque si la Alegría nace desde la libertad y facilidad de movimientos, ¿por qué no pueden entrar por los pasillos en una verdadera convivencia de edades e incluso de hermanos?
Filas, filas y se me vienen a la mente tantas de animales que hasta interpretarlo me causa estupor, es por ello que me quedo con la idea de una fila, una hilera de árboles. Ellos han nacido sin libertad, de hecho han sido sembrados a una determinada distancia del siguiente para guardar un orden, una organización, para no invadir espacios, para mantener un equilibrio pero... nuestros niños precisamente el equilibrio lo van descubriendo en experiencias desequilibrantes, los espacios los empiezan a conocer y respetar a base de explorarlos, no de ponerles en filas, la organización no la interiorizan jamás escondidos en filas y menos aún esa disciplina cada vez más distorsionada que les estamos mostrando todas las personas que interactuamos con ellos.
Al igual la entrada al aula no debiera estar sometida a un horario y ser tan rígida, dejar que cada docente junto con su grupo, tenga la libertad de tomarse el tiempo que desee o incluso no iniciar la jornada entre las cuatro paredes.
Quizá mi "norte" sobre Educación ande muy perdido pero confieso que creo en esta bendita pérdida porque cada mañana así me lo demuestran, es por ello que, en muchos momentos me planteo ¿qué estamos haciendo? Pero...si casi queremos que anden como nosotros, cuando mi deseo es hacerlo como lo hacen ellas y ellos porque es la forma de andar que me llena de alegría, andar más rápido que un compañero porque quiero entrar en clase pronto mientras que la fila secuestra todos mis deseos.
Quiero andar como un niño porque en sus esquemas organizativos, las filas son una imposición innecesaria.
Uno de los beneficios de las filas es que aprenden a no empujarse y aquí, se me dibuja una gran sonrisa porque tanto tu como yo sabemos que se produce el efecto contrario
Tampoco deseo que nadie se moleste cuando veo esos trenes y sus famosos maquinistas porque así, estamos fomentando que nuestros niños, cuando sean mayores, no quieran ni oír hablar de los trenes  y aquí, en nuestra tierra, no está la cosa como para que eso suceda.
Trenes si pero desde un fin lúdico, son geniales esos trenes locos, los que pierden vagones, el que descarrila y todos al suelo, el que marcha hacia atrás o ...pero el tren como recurso para el orden y la organización de entradas y salidas, lo siento pero no. Para consolidar conceptos espaciales, matemáticos, de lenguaje, de ... si pero ¡¡¡por favor!!! Vamos a JUGAR A JUGAR. ¿Alguien tiene una gorra para el revisor?
- Pero... ¿y ese quién es?
¿Alguien sabe hacia dónde se dirige el tren?
- No maestro, nos hemos montado pero nadie nos lo ha dicho...
Gracias por tu paciencia, por aceptar y respetar que crea en una Educación diferente, ni mejor ni peor pero que intenta garantizar el disfrute y la pasión de sus protagonistas, cosa que el modelo actual, me genera muchas y preocupantes dudas.

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