sábado, 18 de noviembre de 2017

CARTA DE UNA NIÑA A SU FAMILIA

Decimos "adiós" a  las cuatro semanas sobre  "la frustración".
Querida familia, durante estas cuatro últimas semanas, hemos estado viendo una emoción con un nombre muy raro. Hemos hecho actividades sobre la misma y he descubierto que lejos de tenerle miedo, debo considerarla como una gran acompañante en mi vida.
Al principio no entendía nada, se nos pedía una sábana


y eso me hacía recordar a mi habitación pero aún así, no lo entendía. Después nos llevó David a la cocina, cuando nos pedía una manopla de horno.


 Me perdía  pero lejos de rendirme, mi mente quería adivinar, quería pensar.
 Por último, ¡el colmo de los colmos! nos vamos al cuarto de baño, ese fue el remate, un rollo de papel higiénico.


Ya casi me rindo pero... no, estoy aprendiendo a no rendirme porque mi mente me dice que soy "maravillosa" y que tengo todo un mundo delante de mi.
Llegó el día en el que todo quedo aclarado. Incluso mi duda sobre el destino de tanto papel, al decirme que está reservado para una nueva aventura.
Todo empezó con un gracias casi sin voz, David estaba muy emocionado, bueno, como casi siempre. Comenzó con la dinámica de la sábana y nos dijo que era una forma directa de llevarnos desde nuestra clase, al lugar donde descanso, donde duermo y sueño y nos dijo:
- No permitáis que un sueño no cumplido, os prive de continuar soñando, no dejéis que un mal día, os lleve a dormir mal, no consintáis que una derrota se convierta en el monstruo de vuestras noches. Coged vuestras sábanas y sentid la suavidad, el pensar en una nueva oportunidad en el siguiente amanecer...
Continuó explicándonos qué pintábamos en la cocina y ahí, de verdad, el silencio, en la clase, se desnudó de tal forma que ni lo oíamos.
- La cocina de vuestra casa, el lugar donde se piensa en alimentar, donde se buscan ingredientes, donde se pretende complacer, donde, en cada paso, todo es buscar sorprender. Es así como me gustaría veros, junto a vuestras familias y que sean ellos los que os ayuden con el alimento del amor, el esfuerzo y la verdad, que no os conforméis con una hamburguesa cuando merecéis el manjar más rico.
Y por último, nos explicó lo de ir al cuarto de baño. Primero nos preguntó y las risas se hicieron gigantes.
- El baño es símbolo de frescura, de arrojar fuera de nosotros todo aquello que no es bueno, que nos sobra. Tanto una como la otra cosa.
 Respecto a la frescura, nos decía que esa frescura debemos buscarla y darla en una mirada de cariño, en una espera sorprendente, en un pensar en el agua como una nueva oportunidad. Lo de echar fuera de nosotros todo aquello que nos puede hacer daño o no queramos. Nos decía que os digamos todo, todo lo que nos inquieta pero que también nos miréis con ojos para preguntar, que sepamos y nos ayudéis a decir NO a todo aquello que no nos haga bien.
Continuamos escuchando y le dijimos:
-¿ David, y el salón de nuestras casas?
Y él nos respondió:
-Esa parte quiero reservarla para vosotros, para que os sentéis con vuestras familias y hagáis que la frustración se sienta cómoda, donde os sentéis y al miraros queráis jugar a disfrutar, no a ganar, donde descubráis que la espera no es una enemiga sino alguien que os enseñará a vivir más intensamente. Esa estancia de vuestras casas, os la dejo a vosotros y vosotras y con un beso tirado al aire y mirándonos dijo:
-Espero que a partir de hoy, la frustración os acompañe siempre en vuestras vidas.