Iniciamos el curso con lo inesperado.
Echamos a los niños al pasillo de cuatro en cuatro, ellos saben que es una alegría, puesto que algo emocionante va a suceder... uufff ayudarles a razonar, a argumentar, a verses en situaciones comprometidas, donde deben ser ellos por sí mismos.
El resto de la clase (esperando su turno) será testigo de qué y cómo argumentan sus cuatro compañeros aquello que dicen, al tiempo, es una forma sencilla de abrirles la ventana a esa importancia que tiene, el saber hablar en público, de expresarse, de medir los tiempos, de descubrir que el miedo lo único que hace es privarles de experiencias maravillosas, de encontrarse con ellos mismos... Vamos a irnos adentrando en el campo de la empatía y la autoestima. Cada cual, tendrá que manifestar su motivo para estar en clase. ¿Condicionados?, ya digo que no, ¿espontaneidad? ¿naturalidad ?...
¿Dónde llevar a cabo esta simple dinámica ? ¿acaso el " por qué " tiene fecha de bautismo, licencia para poderse formular ?
La mejor forma de decir que no, es saber argumentar el porqué si y viceversa. Tan sencillo como plantear la pregunta con la partícula interrogativa expuesta en la pizarra. Gracias por estar ahi.
