miércoles, 19 de febrero de 2025

LOS NIÑOS POMPAS

 Para comenzar este artículo, es preciso que "imagines" pero antes de hacerlo, quiero compartirte el mayor respeto y admiración hacia ti mamá y papá, hacia ti familia y a cada persona que tiene el honor de ser copartícipe en la educación de nuestros niños y niñas.

Pues lo dicho imagina... estás en un partido, por ejemplo de baloncesto (podría escribir basket pero en nuestra lengua es muy bonito) y resulta que es la final de la copa del rey, es un partido de máxima nivel y donde en fin último es proclamarse campeones de dicho torneo.

Lo están "disputando" el R. Madrid y el Unicaja de Málaga y, aunque en principio por tradición, hay un favorito, lo cierto es que no se ve del todo claro que los pronósticos se puedan cumplir. Sigue imaginando y parece que va a saltar la sorpresa porque Unicaja le está dando un repaso al R. Madrid, es decir, están llegando al final del cuarto cuarto y todo hace indicar que el campeón será el equipo malagueño.

Dirás, ¿y todo esto qué tiene que ver con la Educación?

Sólo te vuelvo a pedir que por favor sigas imaginando y un poco de paciencia.

El partido está llegando a su fin pero sorpresivamente, el entrenador del R. Madrid rompe a llorar y se detiene el partido. Todo el mundo se acerca para interesarse por él y le preguntan que qué le sucede:

- No puede ser, nos están ganando de muchos puntos y yo no estoy preparado para perder, ¿podrías bajar vuestro nivel para así intentar pillaros en el marcador?

Esto es lo que te decía de imaginar. ¿Te lo imaginas? pues claro que no... pues bien y sin comparar NUNCA la mente de un niño y su proceso de desarrollo y aprendizaje, de interacción y de tantos elementos y personas que en ellos intervienen, lo anterior, es decir, el ejemplo del partido se desmonta por falta de argumentos para poder creer que eso, ocurriese algún día, a sabiendas que esos equipos nacen para crecer venciendo, cierto es que aprenden de las derrotas pero que su finalidad es competir, si, si competir pero contra otro.


 Aquí como puedes observar, ves una pompa, sola y tras ella unas redes, te pido que te pares y reflexiones un instante sobre esta imagen.

Ahora si, conectamos con el titular del artículo haciendo referencia a un niño como pompa y haciendo un llamamiento tanto a la Escuela como a la Familia y a tantos y tantos concursos a los que exponemos a nuestros niños, desde una inocencia y naturalidad, desde un propósito de participación e integración, de interacción, de... ¡¡¡cuidado!!! porque en muchas ocasiones, si esos concursos que, seguramente, en su mayoría estén bien planificados, si no dejan claras, desde un principio las bases y la finalidad de dicho concurso, lo que estamos haciendo es crear en los niños un daño que, no digo que se torne irreversible pero que puede ocasionar...

Si el niño concursa, quien lo hace es él, ni la familia ni un agente ajeno a él. Debe saber y debemos formarle para saber que enfrente, tendrá a una persona que puede que sepa mucho más, que tenga unas capacidades más desarrolladas, que en definitiva, gane el concurso y no por ello, nuestra reacción sea la de ponernos a llorar porque nos haría muchísima ilusión que nuestro  niño ganase ( ahí las personas que organizan este tipo de actividades deben dejarlo muy claro, insisto. Premio para participantes, premio al vencedor, no premio, concurso sin ánimo de competición...) porque si así actuamos, ¿sabéis qué estamos haciendo?...

La sobre protección tiene como una de las consecuencias inmediatas una acusada falta de independencia, ausencia para resolución de problemas y autonomía, por no hablar de una baja autoestima y confianza ya que quienes deben superar el "obstáculo" de haber resultado perdedor es él mismo y ahí es donde si debemos acompañar e intervenir, para hacerle ver que es una oportunidad maravillosa para aprender y continuar.

Si dejamos el resultado de la pérdida sin más, tampoco resulta positivo porque estamos creando, sin ser conscientes, una sensación de inseguridad y ansiedad en el niño, que le pueden llevar no a desarrollar "el síndrome de la cabaña" pero sí a aislarse de un modo preocupante. Él debe aprender a desarrollar esa capacidad de recuperarse, de afrontar nuevos desafíos (acompañamiento y dosis de mucho cariño)

Para que un niño pueda verse capaz de afrontar un concurso, debe ser consciente que existe la posibilidad de no resultar vencedor y no por ello a eso, se le debe llamar fracaso y mucho menos escuchar ese término a los adultos porque, resultar no vencedor, es la oportunidad de evaluar en qué debo mejorar para seguir creciendo (esto nos suena, ¿verdad?)

En muchas ocasiones, el no aceptar que no resulten "vencedores" no es más que no admitir nuestras propias limitaciones y es aquí donde, debemos encontrar un equilibrio saludable entre protección e independencia, porque ese equilibrio es esencial para ellos de cara a afrontar y enfrentar el mundo con plena confianza.

Una "Pompa" es maravillosa, mágica, nos lleva a soñar, a volar a crear, a respirar, a crecer, a compartir... pero no la dejemos llorar para que ella sea la única y más bella porque al igual, hasta perdería el sentido de sentirse pompa.