EDUCAR LA MUERTE
Tras varias semanas pensando, tras días escuchando a las personas más grandes, tras ver cómo un ser maravilloso, de 86 años me habla, cuando uno disfruta de tantos kilómetros de subidas y bajadas, de miles de metros de desnivel, cuando uno crece pensando en ser grande, cuando la realidad es bien distinta, crecer para descubrir lo minúsculo que llega a ser uno en el mundo de los niños... quizá el "Sólo se que no se nada" de Platón, quede en una reflexión vacía porque, quien se dedica y vive para ellos, sí sabe una cosa:
"No hay en la vida algo más maravilloso que rodear tus mañanas de sus vidas"
Y es aquí donde aterrizo.
Cuántos manuales, proyectos, congresos, cursos, modas, conferencias... cuánto de todo. Parece que nos va la vida en demostrar cuánto sabemos pero... ¿para quién? Ahora te llega un niño, perdón un SER PRECIOSO y te pregunta por la muerte.
Te mueres y obvias la pregunta. Ya no digo la respuesta. O la adornas de la palabrería más hueca y sin sentido que llega hasta doler.
La Muerte hay que "educarla". Deben saber que existen muchas y de tan distinta naturaleza. Deben saber que en base a tu filosofía de vida, a la de la familia, a tus creencias o no creencias, la muerte puede ser el final de un camino o la puerta a un lugar, a una nueva dimensión. Que ni una es la "buena" y la otra es la "mala", nadie es quien para calificar de digna ni a la una ni a la otra.
En clase, hablamos sobre el ser humano, como un ser vivo que nace, crece, se reproduce y... (¿cuántas "páginas" se dedica a la muerte?") muere.
Sin lugar a duda, es la realidad más cierta, tras el nacimiento por la que toda persona pasa, aún así, intentamos, dentro del sistema, hacerle un guiño pero... ERROR, la muerte ocupa un lugar irreemplazable en cada una de nuestras vidas y eludirla, ya no a nosotros, pero a ellos, les hace un daño lleno de frialdad, de furia, de incomprensión, de repulsa, de rebeldía ( pues claro que hay muertes que lo provocan, pero, desde la Educación, y sólo desde ella, podemos hacer por aliviar ese dolor, más que aliviar, acompañar, consolar, compartir...)
La dimensión de la trascendencia, puede quedar obsoleta para una sociedad que tiende a relativizar, cada vez más, lo concerniente a la vida pero, a una niña y a un niño, humildemente considero que se les debe rendir todo tipo de honores, bondades y palabras vestidas de amor.
Intentar jugar a adivino con la muerte, no funciona, presumir la causa de ella, sea cual sea, dejará una brecha abierta, imposible de cerrar para ellos. Es mucho más sencillo que todo eso, LA MUERTE, ES QUIEN PUEDE AYUDARLES, EN MUCHAS OCASIONES A VALORAR LA VIDA.
Cuando me cuentan que se muere un abuelo, una abuela, cuando muere una mamá, un papá, hermano... ¿tienes la fórmula? quizá la única sea escucharles, acompañarles en ese dolor, provocar que no lo encierren en su persona e intentar hacerles ver que, tras "esa faena", ellos tienen "EL PODER" de hacer que esas personas que mueren ( porque mueren, no hacen un viaje, no son estrellas, no... y son motivos llenos de cariño pero, ¡¡¡ojo!!! son capaces de comprender más de lo que creemos) no desaparezcan de sus vidas para siempre.
En cierto modo, nos viste de un poder para mirar a la vida como lo que es, la AVENTURA más maravillosa y, es verdad que la forma de afrontarla, no atiende a patrones, es por ello que, el hacerla difuminarse es hacerla vivir para siempre.
Manifestar aquello que han vivido con esas personas, qué es el duelo y la ausencia de esas personas y qué y cómo han influenciado en sus vidas.
Que los derroteros de esta sociedad, en muchas ocasiones son bien distintos a la fragilidad y sensibilidad de una pérdida, que es más importante gastar en...
Quizá, una de las que más nos enseña a valorar la vida, precisamente sea la Muerte y no quiero decir desde este artículo que a los niños haya que formarles para morir y si así lo estás entendiendo, te pido perdón por mi torpe forma de expresarlo. Reivindico en la Educación, un lugar protagonista para la Muerte, si, protagonista, porque cuando uno habla con tantas personas que, por naturaleza, se encuentran cerca de ella, ( ¿pero, qué es estar cerca de ella?) y te dicen:
- Es la gran desconocida y con la que todos tenemos que vernos. Ella nunca se ha escondido pero, nos resistimos a ese encuentro. Y ya no desde mi edad, que, por ley de vida, me queda poco, pero ¿qué es poco cuando se vive cada día como un regalo? puede que uno de los "secretos" sea precisamente el que cada día tenemos, VIVIR y no lo aprovechamos.
Cuando uno mira a un niño y te cuenta que se le ha muerto un ser querido, esa naturalidad con la que que te lo cuenta, esa expresión desnuda de dolor en sus ojos, esa inmensidad de un niño que sin llegar a comprender ( o quizá mejor que tu y yo) cómo pierde a un ser que quiere, eso precisamente eso lo que nos debe hacer pensar que, cuando la Muerte aparece, antes de maldecir, de soltar sapos, de... la Educación posee un poder precioso no para mitigar la pena y el dolor pero sí para VALORAR LA VIDA.