En esta ocasión vamos a desnudar las lágrimas para verlas por dentro.
Optamos por un espejo de cuerpo entero y les explicamos que la selección del espejo responde a un ejercicio para aprender a mirarnos por dentro, a nosotros mismos, (una introspección desde la imaginación) que es importante conocer y aceptar la tristeza. Que en el espejo tenemos la oportunidad de ver nuestras lágrimas y a nosotros mismos, que es un ejercicio de una delicada sensibilidad para con ellos y ellas mismas, que la opinión del resto pasa a un segundo plano.
En el espejo encuentran algunos elementos que, según la trayectoria de sus lágrimas, la velocidad con la que las derraman (cada uno tenía sus lágrimas de un color distinto y era precioso observarles con esa mirada tan concentrada en sí mismos) deberán interpretar.
En esta imagen se aprecian esos elementos y según leo en sus reflexiones, alguna niña veía en ellos. un obstáculo que no quería que impidieran que sus lágrimas pudieran seguir su curso para poder llorar y desahogarse.
En otro caso, una niña comenta que si no conocemos a la tristeza, al ver cómo sus lágrimas caían en una de esas barreras, bloqueaba su necesidad de continuar llorando.
Un niño decía que sentía alegría al ver como le caían y no encontraba ninguna barrera a sus lágrimas, que ha sido una sensación de liberación.
Otra compañera compartía la sensación de ver cómo sus lágrimas, al caer en "una de esas sonrisas", era consolada por sus amigas, la estaban abrazando y la intentaban calmar ( ¿y yo quiero contar algo?)
En ningún momento han puesto pega al ver que les tocaba realizar la dinámica con el espejo sin una imagen nítida, ellas y ellos ven más allá de lo que creemos, no ponen impedimentos cuando lo que se les ofrece son vivencias y conocerse cada vez un poco más.
Con los peques de tercero, la dinámica quería dar un paso más, eliminar las lágrimas de colores y hacerlo con "lágrimas" incoloras. El resultado... cómo me gustaría aprender a mirarme por dentro como vosotros lo hacéis, niños y niñas. Gracias.
Aunque la imagen no es clara, la sensación de paz, de tranquilidad que transmite, hace que todo se pare. Es verla como el resto, en esta ocasión, no interviene, es un encuentro precioso consigo misma.
¿Quién dijo que las lágrimas no pueden vestirse de alegría?
¿Acaso la fascinación no aparece en estas expresiones?, prueba irrefutable de que la tristeza también forma parte de sus aprendizajes.
Absorto en sí mismo, va contemplando el curso de sus lágrimas. Además así las llamaba.
Ver esta expresión, resulta tan difícil no pararse a disfrutarla. Quizá los adultos lo que debiéramos hacer, más a menudo, sería acompañarles en sus lágrimas, escucharles, ofrecernos como almohada, como fiesta. Ellas y ellos irán aprendiendo a valorar que la tristeza, es una emoción inherente a sus personas y que las lágrimas son una joya de su campo emocional.
Gracias, una mañana más por permitirme disfrutar de vuestra aventura de crecer.