jueves, 4 de diciembre de 2025

"EL JILGUERO, SU RAMA Y LA NIÑA..."


 "EL JILGUERO, SU RAMA Y LA NIÑA..."



Cuentan que una niña, un día, tal como hoy, en un paseo por el campo (quizá por su Infinita mente) se paró sorprendida, al ver a un pequeño pajarillo que, en lo alto de una rama, pelada por la estación del año y por tratarse de un árbol caducifolio, deleitaba y rompía el silencio de aquellos parajes (puede que la rama sea la superficie de sus mesas y que ese jilguero sean nuestras niñas y niños, subidos en ellas) fue tal el asombro que detuvo su paseo y contempló la maravilla de aquel instante.


Absorta en lo delicado del canto, no podía por menos que continuar disfrutando, algo que en su campo emocional, no solía ocurrir muy a menudo.
Aquí podría subir infinitas imagines de niñas pero, prefiero que sea la tuya la que recree el momento y que seas capaz de sumergirte en esta pequeña historia como lo han hecho en clase.
De repente, la niña observa como el pajarillo (por cierto, un jilguero) abandona la rama y se precipita al vacío, en una caída libre y suave para posarse a escasos metros de la pequeña, en el suelo, con lo cual, crece más la admiración por el momento.
Aquí paramos la historia y la pregunta no se hace esperar:
- ¿Por qué crees que el pajarillo ha llegado al suelo?
Es tanto lo que debemos aprender de ellos que, hasta la respuesta más recóndita, la más inverosímil, en sus vidas, puede llenarse de una realidad absoluta en la nuestra.
Porque se le ha roto un ala
Porque quería saludar a la niña
Porque tenía frío
Porque estaba triste
Porque quería jugar
Porque el viento le hizo caer
Porque tenía hambre
Porque y porque y porque...
Dejemos las prisas y acerquémonos más a sus "campos (recuerda, sus mentes)
Lo que no saben es que el jilguero, cayó al suelo, cansado de estar en una rama ( su mesa) llena de vacío y de falta de emoción, de ilusión, de intriga, de sensaciones, que el jilguero se precipitó al suelo porque aquellos supuestos aprendizajes que les ofrecían, lograban que su canto, cada vez fuera más forzado.
La niña... ¿qué hizo?
Si escuchas sus propuestas, es tan lindo, es tan bonito "dejarse enseñar" que, hasta volar sería algo posible, de hecho lo es.
La niña se agachó y con una delicadeza cristalina, lo tomó, se quitó su gorro de lana, lleno de colores, (lleno de vida) e hizo una especie de nido (en muchas ocasiones, nos ofrecen esos nidos y los rechazamos, nos ofrecen sus tiempos y en nuestra obsesiva carrera por vivir, pasamos por alto, que la forma más hermosa de hacerlo, es estar junto a ellos) para colocar al pajarillo dentro y pararse, darle cariño, calor, tiempo, tranquilidad, confianza, paciencia, seguridad... transcurrido un tiempo largo o corto, duradero o no, el jilguero abrió sus alas y ante la sorpresa de la niña emprendió un vuelo mágico, un vuelo donde su aletear dibujaba la sonrisa escondida de la niña, por tantos momentos carentes de sí misma .
Claro, el pajarillo recuperó su vuelo por todo lo que la niña le ofreció, y es ahí donde se establece esa relación entre esta historia y la relación entre ellos, en cómo debemos mostrarnos y ofrecernos, tal cual somos, ese interés por algún jilguero que necesita nuestra ayuda, sabedores que, en mi forma de hacer, en gran medida, puedo hacer que ese pajarillo vuelva a ver que, volverán aprendizajes y aventuras por vivir, que ...pero lo mejor fue al llegar a casa.
La niña le contaba a su mamá lo que había vivido con un nudo en su pecho, confundida, mezcla de alegría y de tristeza, de orgullo y fracaso.
A lo que la madre, sabiendo que algo ocurría le preguntó:
- Pero... ¿ qué te sucede ahora ?
- Mamá ( con la voz entrecortada y asomando alguna lagrimilla) yo quería quedármelo y encima se marchó y no me dio ni las gracias.
-Hija, lo que has hecho es Precioso, has logrado, con tu ayuda que, ese pajarillo, recobre su libertad, al ofrecerle tu cariño. No puedes pretender hacerle preso de un bonito gesto. Y por otra parte, las gracias, no debes esperarlas, porque tu no lo has hecho por ese motivo, lo has hecho porque, no quieres más jilgueros posados en "mesas" sin emociones.
Cuentan que un día, la niña, dando uno de sus muchos paseos, escuchó el canto de un pajarillo, lo buscó hasta encontrarlo y... ¿sabes qué pajarillo era?
El jilguero se le hizo presente y le dijo:
!!!GRACIAS¡¡¡ 
La "Gracia" más pura nace de sus miradas