sábado, 14 de marzo de 2020

CAPÍTULO TRIGÉSIMO SEXTO

CAPÍTULO TRIGÉSIMO SEXTO

"Porque quiero que me ayudes a descubrir a mi Madre"



Puede que la tardanza en abordar este capítulo sea, de una parte porque hablar de "Madre" sea una de mis pocas envidias confesas, por otra parte, porque, el no parar con dinámicas y locuras, me lleve a pensar que el ser más maravilloso de este mundo, ese que sabe esperar, que es paciente, es "La Madre" y por ello, se que Ella siempre me espera.
En este pobre y sencillo "libro" ligado y maniatado a la Educación, quiero confesar que, ni a soñar en mi vida, sería capaz de establecer como el símil más bello el que, en estas líneas lees.
La Madre como tal y La Madre llamada desde el femenino más puro, la EDUCACIÓN.
Bautizar a la Educación como Madre de tantos tiempos perdidos en estándares e indicadores que, lejos de demostrar cuánto se ama a las niñas y niños, lo más que parece es profesar una obediencia ciega hacia una burocracia ciega, que no ve cómo se les marchan y hace que lejos de facilitar que se le ame, animan a distanciarse. Buscando esa fidelización a un sistema muerto y que en su viaje a su muerte arrastra las ilusiones de tantas niñas y niños.
He jugado con un inicio lleno de ternura y verdad para pasar a lo cruel de lo que vivo y veo, para que de esta forma y desde el campo emocional, cree en ti esa capacidad de juicio, de pellizco que, por lo menos, te haga releer estas líneas.
Una Madre no deja que sus hijas e hijos mueran, antes confiesa su incapacidad y pide la ayuda necesaria porque... si una Madre acepta esa situación, es Ella la que cada día se sentirá más huérfana (¿que es un término inapropiado? pues al igual habría que incluirlo y aceptarlo como acepción) y verá cómo el índice de abandono escolar, cada vez es mayor. Porque una Madre ama y ama en la esencia sin pararse a establecer diferencias ni recrearse en las modas ni sensacionalismos.
Una Madre perdona y lo hace porque en estas líneas alberga la esperanza de creer ver, algún día" a políticas y políticos dejando que quien realmente haga "parir" a una VERDADERA LEY EDUCATIVA sea a quienes se sienten Madres de la MISMA,
Donde el amamantar en el respeto, la diversidad, la inclusión, el protagonismo... haga que mirar a esa Madre, me haga creer que puedo correr para fundirme a Ella en un abrazo y la admire, pero sobre todo que CREA EN ELLA.
Y, aún así, esa Madre perdona y a pesar de esas míseras leyes, estás tu, maestra y maestro que escucha la voz de esa Madre en la que crees, no en la que te imponen y a esa, a esa la haces vivir.
Esa Madre que desde el sufrir y una cercanía cayada, espera y cree en ti para que, lejos de resignarte y acomodarte sea el acicate para revelarte.
Porque si preguntas a las hijas e hijos de esta preciosa Madre, tristemente, un alto porcentaje te dirá que, son o han llegado a lo que han llegado a pesar del sistema.
¿Sociedad del progreso?
¿Escuela del siglo XXI?
¿Para quiénes? si una Madre cada vez tiene menos tiempo para ser Madre.
Cuando dejen a "los Marina, Mar, Tonucci, Bravo, Bahon, Romero..."que sean Ellas y Ellos quienes den a Luz a esa Madre, entonces seremos capaces de ver a sus hijas e hijos creciendo y gozando en todo aquello  por lo que viven y creen.
Será cuando el verbo "AMAR" cobre su dimensión desatada y en la que las emociones no queden en charlas vacías y puedan saltar y chapotear cuando de verdad las sientan y no las provoquemos.
Porque si no somos capaces de hacerles ver que el ser más especial en sus vidas, es la "Madre" esa que les permite vivenciar, experimentar, errar y crecer, llorar y reír, explorar y abrir campos, echar abajo barreras y que las trincheras del miedo a confundirse se conviertan en puentes llenos de vida y entendimientos, de comprensión y diálogos, de confrontaciones... al igual estamos en el lugar equivocado.
Porque esa Madre debe desvelar sus sueños y no coartarlos, esa Madre es la que procura aglutinar cada investigación e inquietud, cada avance y fracaso para mimarlos y saber ofrecer a cada hija e hijo, en base a sus circunstancias y características, aquello que le demandan y jamás creer que existe un único patrón.
Una Madre NUNCA debe ser de hierro porque, en esa frialdad y rigidez, echa a sus hijas e hijos de su lado. Como tampoco puede ser PROGRAMADA como receta única.
Una Madre nace de otra Madre a la que, debe escuchar, aprehender, amarla...
Ojalá descubra a mi Madre antes de hacerme mayor, aunque te confieso una cosa, a mi Madre la amaré toda la Vida y si es con tu compañía y ayuda será aún más bello.