Continuando la línea del pasado curso, intentamos partir de una variable casi infalible, lo imprevisible y sencillo.
A cada niño se le entrega un bote blanco, vacio, acto seguido se les da 6 pequeñas láminas o "tiras" de papel de dos colores (3 de cada color).
Antes de comenzar, se crea un clima casi que de misterio, de incógnitas, de trascendencia, con una música de fondo, se les invita, de forma personal, a pensar y a escribir, "qué meterían" ellos en su bote; se les proporcionará tres tiras de color amarillo para la propuesta del qué meter y las otros tres, de color celeste para la de "qué guardar".
Los niños deberán argumentar el porqué de aquello que han escrito.
Comenzamos y, casi de forma involuntaria, casi que jugando, ellos irán sacando de su interior aquello que cada " verbo " les sugiere.
Atendiendo al número de capacidades desconocidas, a las que Gardner denomina como inteligencias múltiples, es lo que intento descubrir y aprender en esta dinámica, el cómo un mismo término, es procesado de diferente forma, en base al campo emocional que cada niño experimenta en sus vidas. Podremos saber qué niños viven con alegría y libertad, advertiremos posibles temores y dudas así como todo aquello que ellos, en la evaluación de la dinámica nos cuentan;¿acaso se nos olvida que son niños?.
Estudiando la Key School, pensamos en las conexiones que pueden llegar a establecer ellos, no nosotros, no se trata de nuestra forma de ver y pensar, son ellos los que tienen que hacer, desde el universo de sus personas y la apasionante aventura de descubrir y crecer como tal.
Meter y Guardar, seguramente en el mundo de los adultos, caben millones de interpretaciones, al igual, nada que ver con la percepción que ellos tienen.
Las tres primeras tirillas corresponden al qué meterías tu.
Florece, una vez más, la gran lección que nos dan cada día, respeto a distintos puntos de vista, no asocian términos a prejuicios, la maravillosa capacidad de dibujar un mundo desde la tolerancia...
Tras la primera fase de la actividad, con la cual mi pretensión busca asociar el " meter " con el quitar, el esconder, el eliminar, el rechazar, el descartar... llega la segunda, el " guardar " con la idea de conservar, cuidar, mimar, intimar... pues bien, nada, nada de lo que buscaba, se ha cumplido o quizá sí.
- Un pelo mío
Se lee sin desvelar de quien es y todo es un sonajero de risas. Se les concede ese momento de verdad, de trasparencia y tras ese instante, tras nadie adivinar quien lo ha escrito, se invita a que la persona en cuestión, se pronuncie.
- He sido yo, David.
No vale interpretar protagonismo, ellos no somos nosotros, vale espontaneidad, naturalidad, ganas de gritar desde una voz templada, quiénes son.
Sólo me queda una pregunta por hacerle para recibir una de las lecciones más sensibles y maravillosas de mi vida.
- ¿ Por qué guardarías un pelo?
Ella me responde:
- Para que si alguna persona tiene que pasar por un cáncer y pierde el pelo, podrá ir a su bote y recordar cómo es su pelo y así se anime.
Toda la clase ha hecho un silencio vestido en terciopelo.
¿Lo que sentí?, es lo de menos.
¿Subestimar el campo de emociones y sentimientos de una de estas " criaturas"?.
Puede que aprender a dividir tarden, que la velocidad lectora no sea la adecuada, que la comprensión sea una tortuga triste, puede que el Ebro lo coloquen en Granada y que el Guadiana pase por Santander pero... si les intentamos ayudar a conocerse, humildemente creo que cada uno de nosotros, aprenderemos a "guardar" en nuestro bote, uno de nuestros pelos.
Una vez más, felicidades y gracias por enseñarme cada mañana lo maravillosos que resulta ser alumno vuestro.